Alegría

de volver a la actividad.

Poco tiempo ha pasado desde que me inscribí en el Servef (no están los tiempos como para despreciar el subsidio por desempleo) y los dioses del fútbol ya me han correspondido. Ayer se conoció mi incorporación al banquillo del Alicante C.F. Allí espero devolverle la ilusión a una gran afición que últimamente tiene más sufrimientos que alegrías. Y pretendo hacerlo con mi conocido estilo, el fútbol alegre y despreocupado que siempre busca la portería rival que pudimos ver hace poco en la Copa Confederaciones en selecciones como Irak o Nueva Zelanda.

Sí, se podrá argumentar el que ninguno de esos dos equipos consiguió marcar un solo gol en cada uno de sus 3 partidos, pero solo había que observar los desmarques, las ayudas, los desdoblamientos de banda para entender que están a un nivel superior. Un nivel donde el materialismo histórico aplicado al deporte rey, o lo que es lo mismo, la necesidad de ganar sobre todas las cosas es sustituido por una especie de nirvana futbolero en el que los conceptos tácticos y estratégicos cobran vida para dejar a los resultadistas en su pobre alegría de marcar goles. ¡No, señores!, eso no es así.

Dejando de lado las cuestiones metabalompédicas y entrando en materia, sé que el reto es grande. Equipo recién descendido con una especie de depresión galopante dentro del seno social e institucional más pendiente de lo que ocurre fuera del tapete verde que de lo que ocurre dentro. Economía en contra (con lo que las incorporaciones, en principio, no podrán ser de relumbrón) y un recibimiento por la afición a mí persona cuanto menos tibio serán los handicaps que tendré que superar para intentar aupar al equipo a las primeras posiciones, y quién sabe si asaltar otra vez la 2ªA.

Como presentación para los que no me conozcan, aparte de leer atentamente las anteriores entradas de esta libreta, les puedo decir que bebo de las fuentes primigenias de este deporte. Si tengo que elegir, no puedo escoger solo una táctica principal. Adoro la mágica WM de Chapman con su perfecta simetría (que ayudó a los germanos a triunfar en el '54), me fascina la táctica piramidal (2-3-5) con 3 medios atacantes donde lo primordial es la búsqueda del arco contrario y no la destrucción ilógica de todo. En nuestra ingrata época los canones se cierran inexorablemente sobre el consabido 4-4-2 o el algo más ofensivo 4-3-3, pero nada que ver... como diría aquel, "cualquier tiempo pasado fue mejor"

Siguiendo con los refranes, conocido también es el de "vale más caer en gracia que ser gracioso". En esta nueva etapa no he caido en gracia, pero espero que el ser gracioso haga que las tornas cambien y que a mi marcha del club (ojalá que sea lejana) todo aquel que sienta dentro de sí al Alicante C.F. me despida recordando los buenos momentos pasados. ¿Las razones de no ser querido en este momento? Pueden ser varias... Mi etapa como jugador en el Hércules C.F., algunos gestos de aquella etapa en partidos ante el Alicante C.F. (por supuesto malinterpretados), unos resultados aparentemente malos en mis últimos cometidos, una falsa imagen de entrenador defensivo otorgada hacia mí por aficionados rencorosos y vengativo, etc. Son muchas caídas, pero de cada una de ellas me levantaré con más fuerza todavía.

Poco más que contaros, os diría que os apuntáseis a una peña futbolística de admiradores del pensamiento futbolístico que profeso que hay en marcha, pero no sería elegante, así que no os lo diré. Nada más deseadme suerte en esta nueva aventura que comienza hoy mismo.



P.D. solo para crédulos: ¿En serio y habiendo leído toda la libreta lo pensáis? Alucinante mi poder de convicción.